“No hay nada nuevo bajo el sol,
pero cuantas cosas viejas hay que no conocemos”.
Ambrose Bierce
Algo está cambiando.
El mundo cambia, la sociedad avanza
demasiado rápido. Las culturas y valores se entremezclan, dando
pequeñas pinceladas de lo que será, dentro de unos años, la nueva
sociedad.
Los móviles y sus aplicaciones
pretenden desterrar al lápiz y al papel, cambiar las conversaciones
orales por conversaciones realizadas por avatares, que bien pueden
inventarse su realidad y hacérsela creer al otro. El contacto
personal ya no es tan preciso, dado que estamos en la sociedad del
“lo veo, lo quiero, ¡pero lo quiero ya!”. Juguetes, ropa,
viajes, tablets, móviles,... Prácticamente ya nadie llama al
teléfono fijo de casa. Si necesitamos hablar con alguien, se le
manda un ”whats upp”. Aunque parece que no necesitamos tanto el
contacto con las personas, y sin embargo, necesitamos más que nunca
el sentirnos parte de un algo, sentirnos que estamos ahí.
Las metodologías educativas también
están cambiando hacia un enfoque más intrapersonal. En estos
últimos años parece que numerosos investigadores del sector de la
educación: pedagogos, psicólogos, neurocientíficos y filósofos,
han dado una vuelta de tuerca a sus publicaciones para acuñar nuevos
términos metodológicos.
Se habla mucho del Mindfulness,
del Couch Educativo, las Aulas Felices, el Aprendizaje
Colaborativo de Joan Traver (2011), las
Inteligencias Múltiples de Gardner (2003), el Aprendizaje-Servicio
de Roser Batlle, la Educación Emocional
de Goleman(1996), risoterapia de Carmen
Vicente (2014), entre otras.
Tal vez, debamos de hacer un parón y
sentarnos a sentir, pensar y de ahí a actuar.
Pero hay algo que no cambia, algo que
permanece con el tiempo, algo que por mucha tecnología seguirá ahí,
algo que de verdad importa: las personas.
Las personas son las que mueven el
mundo, y toda persona empieza a serlo desde el momento que nace. Es
decir, desde los cero años y, de cero a seis años, es el periodo
que abarca la Educación Infantil. La etapa más maravillosa del
mundo, donde comienzan a formarse los primeros cimientos de la vida.
La clase de
Educación Infantil se adecua a las necesidades de la Educación
Primaria. Lo bueno que esta ofrece debiera continuar en primaria. Así
lo dice la pedagogía de Regio Emilia”.
El aula ha de
ser variada, para que puedan hacer varias cosas a la vez, por eso el
aula está dividida en rincones y talleres y de esta manera se viven
experiencias personales y lúdico-prácticas donde el niño va
aprendiendo a aprender.
La variedad y la
riqueza de infantil es tan amplia y tan educacional que les enseña a
los niños de 0 a 6 años a elegir, decidir a compartir, es decir les
enseñan valores universales,otra de esas cosas que por mucho que
pasen los años y por muchos contravalores que aparezcan, no
desaparecen con los años y en gran medida eso viene dado por los
maestros/as y sus familias.
En esta etapa,
utilizamos mucho el dicho “un sitio para cada cosa y cada cosa en
su sitio”.
El currículo de
Educación Infantil está diseñado para todo lo que intrínsecamente
está descrito en esa fase. Se trabaja mediante un trabajo autónomo
y colaborativo, un aprendizaje a lo largo de la vida, ya que cada
alumno, cada maestro, cada padre, cada experiencia, cada acto se
interrelacionan para darle sentido a aquello que poco a poco le irá
sucediendo, al niño/a, a lo largo de la vida.
En el Congreso
Internacional sobre aprendizaje a lo largo de la vida, organizado
por el país Vasco , donde se cuenta con la colaboración especial de
Jacques Delors , se habla de la importancia de potenciar el
desarrollo humano, capacitar al niño/a para el aprendizaje a lo
largo de la vida, este tema impregna una gran parte de mi artículo.
Clave de todo
este Decreto es la educación emocional “cuanto más abiertos
estemos hacia nuestros sentimientos, mejor podremos leer el de los
demás”(Daniel Goleman).
Terminaré este
punto diciendo que la propia OMS (Organización Mundial de la Salud)
crea un modelo biopsicosocial para proporcionar el bienestar
personal, social, físico..y propone diez “habilidades para la
vida” (OMS 1993), estas son: conocimiento de sí mismo,
comunicación asertiva y/o afectiva, toma de decisiones, pensamiento
creativo, manejo emocional y de sentimientos, empatía, relaciones
interpersonales, solución de problemas y conflictos, pensamiento
crítico y manejo del estrés.
Y todo esto se
trabaja en la etapa de infantil, aprendiendo a conocer, a hacer, a
convivir juntos y en definitiva a ser lo que ellos quieran ser.
En la Educación Infantil, se empieza
a formar la personalidad del niño y de la niña, con lo que hay que
atender a todas sus dimensiones: físicos, sociales, afectivos,
motrices, estéticos....por medio de actividades y experiencias
aplicadas con una buena educación emocional, en diversas situaciones
comunitarias y con un tratamiento globalizador. O, lo que es lo
mismo, comienzan a darse los primeros aprendizajes para vivir la
vida.
También podemos retroceder en el
pasado, o incluso hacer un demandado Erasmus + y acudir a la antigua
Grecia para, de esta manera, poder comprender las sabias palabras de
un gran filósofo llamado Platón que ya visionaba el futuro. Visionó
hasta el siglo XXI cuando decía “el más importante y principal
negocio público es la buena educación de la juventud”, pero
también dijo otra cosa importante ”el cuerpo humano es el
carruaje, el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento, sus
riendas y los sentimiento, ¿Qué acaso Platón ya hacía
Mindonienses?.
Muchas de esas nuevas metodologías
provienen de siglos atrás y es que, por mucho que todo esté
cambiando, todo es cíclico, es como la vida misma. Años atrás, se
aprendía viviendo y, ahora todo queremos leerlo, comprobarlo
científicamente, y hay cosas que son así y no tienen explicación.
Ahora, con todas estas nuevas corrientes, ha habido un salto
generacional a años atrás, donde el maestro vuelve a ser ese
maestro que acompaña, guía, que sustenta y alienta.
La metodología de Educación
Infantil, debiera de servir de referente en todos los modelos
educativos, y es porque en ella se trabaja de una manera muy
colaborativa, incluso desde antes que apareciera el término
”Aprendizaje Colaborativo”.
Se aprende
pensando de forma creativa y desde la felicidad, término que por
cierto acuña mucho ahora la neurociencia. Como bien dice Francisco
Mora(2013) en su libro”neuroeducación”,
”Solo se puede enseñar a través
de la alegría”.
La mente del niño empieza a imaginar,
a crear su proyecto, a compartirlo, a reflejarlo, a construirlo y, a
su vez, esto les vuelve a imaginar nuevos proyectos.
Este aprendizaje
cíclico o, cómo diría un niño, con forma de círculo, es el
primer cimiento para construir la sociedad, para la vida, para poder
solventar sus futuros
conflictos sean internos o externos.
Y es que, desde bien pequeños, en el
aula de Educación Infantil, ellos mismos y sus compañeros, son sus
propios “couch” de la vida.
Parece que, a
pesar de todos los cambios y de todas las innovaciones en la
educación, la Educación Infantil esté tan bien planteada, que
prácticamente todo sigue igual. Sus tres áreas de conocimiento: Los
lenguajes: comunicación y representación. Medio físico y
social,.Identidad y autonomía personal,
así lo dejan claro.
Se trabaja, como ya he mencionado, de
una manera globalizada y contextualizada el yo interno del
niño junto con el mundo que le rodea, preparándole y previniéndole
para sus futuras adversidades.
Es en esta etapa donde se empieza a
trabajar la resolución de conflictos y la convivencia entre iguales,
donde se trabaja la superación de su egocentrismo infantil y se va
perfilando el carácter y la personalidad del niño hacia su madurez
psicoemocional.
Experimentando, jugando, manipulando,
por medio de canciones, hábitos y rutinas, la lecto-escritura, la
mágia, la lógico-matemática y también mediante las metodologías
emergentes: tertulias dialógicas, grupos interactivos, midnfulness,
aprendizaje cooperativo, aprendizaje servicio, mediación..., el niño
y la niña van comprendiendo y aprendiendo aquello que le rodea
convirtiéndolo, poco a poco, en una persona capacitada para
sobrevivir y avanzar en las fases y momentos de la vida.
La Educación Infantil es muy de
atención plena, de estar en “el aquí y el ahora”. En la
Educación Infantil, el tiempo no cuenta, sí cuenta el proceso por
el cual el niño y la niña llegan a su nivel óptimo de madurez. Es
decir, es también inclusiva ya que en ella se trabaja, sin saberlo,
desde hace ya mucho tiempo, todas estas metodologías novedosas como
son el aprendizaje servicio, o la educación emocional, entre otras.
Por mucho que las cosas cambien,
seguro que con el devenir de los años, la Educación Infantil
seguirá siendo el primer punto de encuentro para esas “personitas”
que, sin saberlo, elaboran sus propias tertulias dialógicas y
elaboran su propia comunidad de aprendizaje y ejercen de couch
educativo.
Nada es casual, el aprendizaje, al
igual que la vida es un proceso cíclico.
Todas las
elecciones de prácticas pedagógicas implican
una concepción del aprendiz... sigue…¿porqué
he de seguir?
Pues como dice
Brunner
(1987) “la
elección de pedagogía, inevitablemente, conlleva
una concepción del proceso de aprendizaje y del aprendiz. La
pedagogía nunca es inocente.
Es un medio que lleva su
propio mensaje” (p.83)
Y, aunque hemos de adaptarnos a los
cambios que en la sociedad acontece,al menos yo así lo creo, si algo
funciona, ¿para qué cambiarlo?