Lo que pienso

Aquí os dejo unas frases que resumen a la perfección lo que pienso, aunque también pienso que mis padres me han educado de una manera muy buena, así como el colegio donde estudié. El resto de pensar lo que pienso , como todo se ha encargado mi carácter, personalidad, temperamento, mis amigos, mi gente, el pasar de los años, y muchas veces el ensayo error.
SOLO SÉ QUE NO SE NADA:
Solo sé que no sé nada es la archiconocida frase de Sócrates y el comienzo de cualquier aprendizaje. Y esto que parece tan fácil, no lo es en absoluto. Aprender significa humildad, reconocer que no somos tan buenos en algo y que tenemos espacio de mejora. Aprender es también una actitud y una forma de ver la vida. Muchas veces nos empeñamos en forzar las cosas conforme a nuestras expectativas, a lo que creemos que deberían ser. Sin embargo, la realidad se “empeña” en demostrarnos que sencillamente somos humanos e imperfectos. Y es ahí donde surge la posibilidad del aprendizaje. Cuando estamos muy seguros de todo, no contemplamos lo que nos sucede con los ojos del aprendiz. Optamos por una actitud de “superioridad”, de pensar “ya lo decía yo” e insistimos en encajar la realidad a nuestras expectativas. Un ejemplo clásico es cuando catalogamos a alguien de un determinado modo. Podrá dar igual lo que haga porque seguiremos viéndolo del mismo modo. O si no, ¿cuántas veces quedamos con alguien y reforzamos un día tras otro que teníamos razón? Aprender significa descansar un poco de nuestra cabeza, ser curiosos, humildes y, sobre todo, dejarnos sorprender. De algún modo es sustituir una actitud de ir por la vida como un tren con carriles bien marcados, a un barco que navega por surcos sin dibujar. Y el primer paso consiste en reconocer que “solo sé que no sé nada”. 
La Programación Neurolingüística (PNL) ha recogido las fases del aprendizaje de un modo muy sencillo. Veámoslas a continuación:
Inconscientemente incompetente (No sé que no sé): El ser humano es especialmente habilidoso para autoengañarse, ¡puede que sea una de nuestras mayores capacidades!... y cualquier argumento es válido en una cabeza que no está dispuesta a reconocer una carencia. Esta fase es la zona ciega de nuestro carácter o de lo que hacemos. Tenemos una venda que nos impide ver más allá. E incluso por mucho que nos digan algo los demás, llegamos a ser especialmente tercos en no querer verlo. Sin duda, esta fase es la más difícil porque es un tema de actitud. Un ejemplo de dicha etapa es cuando aprendemos a conducir. Hemos podido ver a nuestros padres conducir y no pensamos que sea tan difícil. Con esta actitud nos sentamos la primera vez en un coche.
Conscientemente incompetente (Sé que no sé): Para entrar en esta fase, necesitamos habernos dado cuenta de nuestros límites y tener la intención de explorar. ¿Cómo se logra ser consciente? En el mundo de la empresa se utilizan a veces las herramientas de diagnóstico. Se hacen evaluaciones de lo que uno piensa de sí mismo y de lo que el resto piensa de él y se comparan. Ahí es donde surgen las sorpresas. Los errores y los fracasos son grandes maestros para adentrarnos en esta fase. Son momentos de vértigo, de caerse incluso las seguridades en uno mismo, pero son las puertas para explorar. Siguiendo con el coche, es cuando conducimos la primera vez. Los otros coches parecen que están demasiado cerca y las calles resultan lugares complicados.
Conscientemente competente (Voy aprendiendo): Esta es la fase del entrenamiento o de la práctica. Es el momento de las clases, de los maestros, de los libros… o de lo que hagamos para ir mejorando. Equivaldría a nuestro ejemplo cuando vamos conduciendo y vamos memorizando “piso embrague, cambio de marcha”; “pongo intermitente, giro volante”… sabemos hacerlo pero vamos despacio. No fluimos todavía con ello. También se ve con los idiomas, cuando tenemos que construir la frase mentalmente. En este punto, la habilidad más importante es la paciencia y la constancia para crear nuevos hábitos; y el principal riesgo es el posible aburrimiento.
Inconscientemente competente (Sé). Somos capaces de conducir y pensar en cuatro cosas a la vez, sin darnos cuenta del embrague o del intermitente; o hablamos el otro idioma sin tener que hacer paradas en busca de la palabra precisa. Esta es la fase en la que hemos interiorizado el aprendizaje. Hemos llegado a este punto después de mucha práctica y el riesgo se esconde en un posible exceso de confianza o dejar de contemplar lo que sabemos con ojos de aprendiz. Y aquí es cuando los errores se convierten en maestros que nos llevan a comenzar el ciclo desde el principio.

Recetas:

  1. Toma aquello que haces bien y cuestiónalo. Pregunta a amigos, compañeros, familiares sobre algún aspecto en el que te sientas muy seguro e interroga sobre qué podrías mejorar. Deja espacio a la duda interna.
  2. Cuando quedes con alguien que conoces bien, indaga sobre algún aspecto que no veías antes de él o de ella. Intenta salirte de tu creencia y explora.
  3. Y si te enfrentas a un error o a un fracaso, pregúntate sobre qué podrías aprender de ello. 

Fórmula:

Aprender significa tener una actitud socrática: solo sé que no sé.


NO ME BUSCARÍAS SINO ME HUBIERAS ENCONTRADO:


San Agustín fue un incansable buscador de la verdad. Sentía en su corazón un hambre inmensa de ella y de la felicidad. Y buscaba la verdad en los filósofos de su tiempo y buscaba la felicidad en los placeres de la vida, especialmente en el amor car­nal. Y no se sentía satisfecho. En su corazón había un vacío profundo que no le dejaba descansar en paz. Él no era de los hombres que se contentan con poco. Buscaba la plenitud, buscaba a Dios sin saberlo y, sólo cuando lo encontró, pudo por fin respirar y decir en las Confesiones: Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está insatisfecho hasta que descanse en Ti(Conf. 1, 1).

Él es un buen ejemplo para tantos hombres de nuestro tiempo que buscan también sinceramente la verdad, pero por caminos equivocados. Al igual que Agustín, quizás desprecian a la Iglesia católica o las santas Escrituras, pero fue por este camino por donde san Agustín llegó a encontrar a Dios y la verdad que tanto anhelaba.

Toda  la vida de Agustín fue una continua búsqueda. Ni siquiera cuando encontró a Dios en la fe católica, se quedó estancado. Fue un caminante empedernido, siempre quería profundizar más en su fe y compartirla con los demás. Sentía verdadero celo apostólico para convertir a aquellos que estaban extraviados por los caminos del error como los pelagianos, donatistas, maniqueos, arrianos y paganos
Agustín fue un peregrino por la vida, siempre en camino, que ha dejado a las generaciones futuras la gran noticia de que se puede llegar a conocer la verdad, pues ésta no es una meta imposible; y de que Dios es un Padre, que siempre nos espera y se hace el encontradizo donde menos lo esperamos. Pero sólo lo hallaremos por el camino de la humildad.

SER UNA HOJA MOVIDA POR EL VIENTO


QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA


CREO QUE LOS ANIMALES VEN EN EL HOMBRE UN SER IGUAL A ELLOS QUE HA PERDIDO DE FORMA EXTRAORDINARIAMENTE PELIGROSA EL SANO INTELECTO ANIMAL, ES DECIR, QUE VEN EN ÉL AL ANIMAL IRRACIONAL, AL ANIMAL QUE RÍE, AL ANIMAL QUE LLORA, AL ANIMAL INFELIZ.
FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900) FILOSOFO ALEMÁN.

SI LO QUE VAS A DECIR NO ES MÁS BELLO QUE EL SILENCIO: NO LO DIGAS.
PROVERBIO ÁRABE 

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