Aprendo de aquellas personas que sin querer enseñarme me enseñan. Parece tarea fácil, pero no lo es, pues vivimos en un mundo en el que a todos nos encanta decir lo que está bien, es decir, a todos nos gusta educar, a todos nos gusta enseñar y sobretodo a todos nos gusta tener razón.
Tengo bastante familia, mi infancia me la he pasado en una casa en la montaña con un montón de primos creo que el aprendizaje entre iguales es fundamental. Te enseñan a tener respeto, a convivir con unas normas y sobretodo a ser resiliente en la vida.
Siempre he sido una niña muy soñadora, con una interioridad bastante grande. Hasta día de hoy me siguen preocupando o me sigo preguntando por aquellas cosas que mucha gente se piensa que son absurdas . Creo que de lo absurdo, a veces se saca una solución.
Aprendo de la naturaleza, del Sol, de la noche, de la enfermedad, de lo que le sucede a la gente, de los animales, del silencio, de la meditación. Aprendo de los niños cada día ya que creo que son los que más actitud mindfulness o más actitud positiva tienen en esta vida.
Aprendo de las caídas aunque reconozco que con ellas aprendo mucho más lento, pero son las que te permiten levantarte ,las que te permiten forjarte como aquella persona que vas siendo o de las circunstancias que me planta la vida.
Creo que el ser soñadora, imaginativa, sensible, sentimental, natural, transparente, risueña en muchos momentos lunes a beneficiar pero por otro lado también me han enseñado aquí las personas transparentes son las que mas disfrutan de la vida y puede que las que más aprenden.
Si tuviera que hacer un resumen de lo que aprendo, simplemente diría, que aprendo de las cosas pequeñas, de aquellos que me regalan una sonrisa y que saben tener mano izquierda y derecha conmigo. Aprendo del día a día, y cuanto más aprendo, más cuenta me doy de que no se nada, de que la vida es un instante y hay que vivir el presente, pues el futuro ya vendrá.
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