Ayer, una gran persona, un gran amigo y un gran maestro en mi profesión como docente y como persona, me habló de un libro que el se leyó en el año 1977. Año en el que yo aún no había nacido.
Como esta persona, quiere que yo desarrolle todos mis talentos, me animó a leérmelo, y eso es lo que voy a hacer en Semana Santa, mientras unos descansan como yo con la compañía de un buen libro, el mar de fondo, la familia, elsilencio y algún que otro amigo<7a con el que tomarme una coca cola y unas papas García, típicas de Benicasim. Y, es que sigo pensando que no hay nada nuevo bajo el sol, pero cuantas cosas hay que no conocemos.
Espero que tras leer a continuación un poco sobre su pensamiento pedagógico, muchos seáis los que queráis leer el libro.
Con todo mi respeto a esa persona que tengo la suerte de ver prácticamente cada día.
Su pensamiento pedagógico es bastante intuitivo, si bien refleja algunas de las tendencias dominantes en la época en que Summerhill fue creada. Sus vivencias familiares, marcadas por la autoridad, el descubrimiento del Psicoanálisis, la observación de experiencias en su viaje por Europa y su propia ideología vital, y una identificación con la izquierda política, sin olvidar su pacifismo radical e internacionalista, son algunos de los elementos que contextualizaron su ideario pedagógico, como educador.
Neill desconocía en un principio el movimiento de la Escuela Nueva, pero de manera inconsciente estaba viviendo en unos presupuestos sociales y culturales propicios a la innovación pedagógica.
Neill entró en contacto con el movimiento a través de la <<King Alfred School>> y la revista "Education for the New Era." Los principios fundamentales en los que coincidía con los nuevos educadores era la atención centrada en el niño, en y para la libertad, apertura a la innovación y sobre todo, confianza en la educación como único instrumento para cambiar la sociedad.
Pero al ir profundizando en las respectivas posiciones aparecieron discrepancias entre Neill, y los educadores de la escuela Nueva, ya que Neill los encontraba excesivamente teorizantes, idealistas y timoratos al llevar a la práctica sus teorías. Los nuevos pedagogos siempre hablaban de libertad controlada, orientada, guiada…Sin embargo, Neill le daba a la vida un sentido amplio y radical, para él, el no se trataba de guiar al alumno, sino de sacar de dentro de él, tratar de que diese a luz su propio conocimiento, lo cual era inaceptable para los nuevos pedagogos. Hablar de la teoría de Neill es hablar de Summerhill. Ninguna de las ideas de Neill es meramente teórica, todas nacen de la experiencia y se traducen en realidades tangibles en la vida de su escuela. Por lo tanto son ideas vivas y dinámicas.
Aunque podíamos hablar de una teoría educativa, es más propio hablar de un modo de educar Summerhilliano, para afianzarlo como una comunidad en sí misma, que a su vez se adapta a cada alumno individualmente.
Para introducir los ideales que persigue el pensamiento pedagógico de Neill, utilizaremos el concepto de antiautoritarismo con el auto-regulación incluido en este. Porque Neill defiende que los adultos no son voces dictatoriales que imponen algo, son voces que profesan amor y dejan vivir y crecer libremente a los niños. Por ello, los alumnos deben autorregularse, entiendiendo por esta la capacidad de la persona para comportarse de acuerdo a su voluntad y no en virtud de una fuerza externa, lo cual es decisivo para la felicidad del individuo. [6]
Una de las claves más recurrentes de Neill es su concepto de autorregulación, que recoge de Homer Lane y Wilhem Reich. Con él se refiere a << la autodeterminación del niño como individuo>>. Este proceso debería empezar en el nacimiento, pero usualmente es frustrado con una educación represiva, basada en normas que poco a poco van conformando una personalidad con miedos y tensiones.
Neill piensa que el niño autorregulado es al que se deja en total libertad, por lo que será capaz de responder inteligentemente a sus necesidades biológicas y buscar la forma de satisfacer todas las demás necesidades vitales. Pero ni siquiera los alumnos de Summerhill podrían considerarse como tales, sino <<semi-libres>> ya que, antes de llegar a la escuela ya habían recibido condicionamientos en su infancia.
Una segunda clave del pensamiento de Neill es su idea de que la finalidad de la existencia es <<encontrar la felicidad>>. La educación ha de ser para la vida, y por lo tanto, hay que educar a los niños para que sean felices, lo cual significa liberarles de sus miedos y temores, canalizando éstos a través de la libre expresión y del juego. Neill defendía la idea de que el niño debía jugar cuanto y cuando desease, siempre que con ello no molestase a ningún compañero y no alterase el buen funcionamiento de la comunidad.
La creencia en la libre expresión y el juego, es uno de los puntos más controvertidos de su práctica escolar. Defendía la idea de dejar a los alumnos libertad para expresar sus instintos agresivos y destructivos, facilitando la liberación emocional, lo cual solían hacer a su llegada al centro, dando charlas o lecciones privadas, que consistía en una aplicación personal de la psicoterapia freudiana, destinada a la liberación de todos los impulsos y emociones reprimidas del niño. Estas lecciones tenían el propósito de <<acelerar su adaptación a la libertad>>.
Se le ha considerado partidario de la anarquía, clasificándole a veces como pedagogo libertario. Sin embargo, él identifica la anarquía con el desorden y el caos, distinguiendo entre libertad y anarquía, que la libertad de cada uno se detiene allá donde es necesario respetar el derecho que poseen los demás con su propia libertad, y si no es respetada, sí se tratará de anarquía.
El desarrollo de esta idea ha dado lugar a algunas de las prácticas educativas más conocidas en Summerhill, las cuáles se desarrollarán más tarde en cuanto a su iniciativa educativa.
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